TÉCNICAS DE LA REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA
A muchos le
sorprenderá, pero nuestra vida no se define por nuestras experiencias, sino por
cómo las interpretamos. Nuestro pensamiento influye mucho en cómo percibimos
nuestra realidad y, a su vez, afecta a nuestra forma de relacionarnos con el
mundo.
Por ejemplo, si
cometemos un error lo podemos interpretar como que somos inútiles, o si alguien
se muestra en desacuerdo con algo que hemos dicho, significa que no le caemos
bien. Esto puede afectar a nuestra autoestima y sesgar la realidad
preocupantemente
Las técnicas de la
reestructuración cognitiva se enfocan en cambiar este patrón de pensamiento
patológico, para hacer que
la persona cambie su forma de ver la realidad y opte por enfrentarla de forma
más adecuada, óptima y eficiente.
Las principales técnicas de la reestructuración cognitiva
Cada uno de
nosotros comprende el mundo a través de representaciones mentales e imágenes
subjetivas, es decir, percibimos el mundo en base a nuestras creencias y
expectativas. Lo que nos pasa, por aparentemente muy neutral que sea, siempre
le aportamos algún tipo de significado subjetivo. Esto hace que nuestra vida,
nuestros sentimientos y nuestro bienestar dependan, en gran medida, de nuestras
cogniciones.
La
reestructuración cognitiva es una metodología utilizada para identificar y
corregir patrones disfuncionales de pensamiento. Su principal finalidad es
cambiar la forma en cómo se interpretan las experiencias, modificando
pensamientos irracionales que nos provocan malestar, y sustituirlos por otros que
mejorarán el estado anímico del paciente.
Las personas con
patrones de pensamiento disfuncionales tienen valoraciones subjetivas que les
provocan malestar, especialmente si disminuyen su grado de autoestima y
autoeficacia. Por ejemplo, una persona que ha desaprobado un
examen y presenta este tipo de pensamientos puede creer que no vale para los
estudios en vez de comprender que necesitaba estudiar más.
En la
reestructuración cognitiva se trabaja sobre estos patrones
disfuncionales de pensamiento, haciendo que la persona se cuestione su
sistema pesimista de creencias y tenga una mejor forma de relacionarse con el
mundo. Se trata de cambiar su pensamiento y conducta para que pueda disfrutar
de la vida, o al menos reducir la sintomatología vinculada a su baja autoestima.
1. Flecha descendente
En la técnica de
la flecha descendente se pretende identificar la creencia básica que está por
debajo del pensamiento disfuncional. Para ello, el terapeuta empieza a formular
una serie de preguntas con la intención de ir expandiendo el
conocimiento que se tiene sobre el origen y mantenimiento del pensamiento
disfuncional y cómo incide sobre la problemática psicológica que ha
llevado al paciente a consulta.
Entre las
preguntas que hace el terapeuta al paciente podemos encontrar las siguientes:
·
¿Qué significaría
para usted si ese pensamiento fuera verdad?
·
¿Qué hay de malo
si fuera ese pensamiento verdadero?
·
¿Qué podría pasar
de malo?
Se va
constantemente haciéndole preguntas al paciente para que dé todas las
respuestas que crea conveniente, hasta que llega el momento en el que es
incapaz de responder más.
La técnica de la
flecha descendente es una de las más básicas en el tratamiento de la mayoría de
los trastornos psicológicos y permite la modificación de los esquemas de
pensamiento del paciente. Al ver que no tiene más respuestas para
aquello que teme, se plantea la veracidad de sus excusas y miedos.
Es por medio de
esta técnica que se logra parte del objetivo principal de la reestructuración
cognitiva, que es hacer que el paciente se desprenda de creencias irracionales
y limitantes, para adoptar otras más funcionales. Se modifican creencias,
actitudes y puntos de vista con la intención de que la persona pase a
interpretar las experiencias de forma distinta, y se plantee objetivos y
expectativas más realistas y adecuadas.
2. Diálogo socrático
Sócrates (470-399
a. C.) fue un filósofo griego en cuya filosofía había, como noción más
importante, el cuestionarse todo para explorar ideas más complejas.
Esta misma forma de pensar ha llegado hasta la psicología actual, y es conocido
como diálogo socrático.
Por medio de esta
técnica se cuestiona el sistema de creencias del paciente, aunque primero se
debe detectar la distorsión cognitiva que manifiesta.
Las preguntas que
se plantean por medio del diálogo socrático se parecen, en cierta manera, a las
de la flecha descendente. No obstante, aquí se cuestiona directamente lo
realista de sus patrones de pensamiento o preocupación. Entre algunas de las
preguntas que podemos encontrar tenemos:
·
¿Es realista mi
forma de pensar?
·
¿Mis pensamientos
se basan en hechos o en sentimientos?
·
¿Qué evidencias
tengo que apoyen esta idea?
3. Intención paradójica
La intención
paradójica es una técnica cognitivo-conductual en la que se le plantea al
paciente hacer justo lo contrario a lo que jamás hubiera pensado que haría.
Consiste en darle una serie de directrices e indicaciones que, lejos de parecer
que vayan a solucionar su problema, lo que parece que va a conseguirse es
potenciar su problema.
Por ejemplo, uno
de los problemas en los que más se usa la intención paradójica es con el
insomnio. El paciente seguramente haya intentado hacer de todo para conciliar
el sueño, como meditar, irse a dormir antes, evitar la cafeína entre otros.
Al acudir a
terapia espera que el terapeuta le dé esas mismas indicaciones o inicie una
terapia con metodología muy obvia para solucionar sus problemas de sueño. Sin
embargo, con la intención paradójica no sólo el terapeuta no le dará
indicaciones para conseguir dormir, sino que le dirá que no duerma, que haga
todo lo posible para evitar conciliar el sueño.
Esto, de primeras,
chocará al paciente, dado que es una alternativa claramente poco instintiva. El
paciente llevaba tiempo esforzándose para conseguir dormir y, ahora, le dicen
que haga lo contrario. Esto es beneficioso, dado que el paciente pasará de
estar esforzándose cada día para intentar dormir, presentando ansiedad
anticipatoria ante el miedo de no lograrlo, a una situación que sí puede
controlar, que es el no quedarse dormido.
Como la
perspectiva es justo la contraria, se rompe el ciclo de intentar dormir y no conseguirlo, pasando a uno en el que la
causa externa que le impedía dormir, antes desconocida, es ahora la exigencia
de su terapeuta. Básicamente, el paciente puede controlar no dormir, y en eso
que intenta no dormir, de forma inconsciente, acabará durmiéndose.
Sea el problema
psicológico para el que se use esta técnica, lo cierto es que implica un cambio
en la forma de pensar. Se pasa de intentar todas y cada una de las
opciones dirigidas a solucionar el problema de forma obvia a una que no es tan
instintiva, viendo que incluso lo que parece potenciar su problema sirve
para solucionarlo.
4. Juego de roles
En la terapia
cognitiva se trabaja sobre emociones, conductas y creencias que no son
funcionales para el paciente. Se intenta cambiar la forma de pensar con la
intención de incorporar cambios positivos en el pensamiento y la conducta del
paciente.Una de las formas de conseguir todo esto es por medio del
“role-playing” o juego de roles.
Mediante la
escenificación e interpretación de roles se pueden producir cambios
significativos en la mente del paciente, además de incrementar el
control emocional y la empatía. Un ejemplo del uso del role playing es la
escenificación de una entrevista a la que se enfrentará el paciente en un
futuro, y que le está causando mucha ansiedad porque se plantea preguntas como:
·
¿Me voy a poner
nervioso?
·
¿No voy a saber lo
que decir?
·
¿Qué pasa si me
equivoco contestando las preguntas del entrevistador?
Al simular una
entrevista en consulta el paciente tiene la oportunidad de practicar. Además,
conseguirá ver si todos los miedos que cree que pueden aparecer estando en una
entrevista real se dan, aunque sea en una situación controlada. Emular este
escenario puede ser de gran ayuda, dado que le permite trabajar sobre sus
emociones y pensamientos, descubriendo que no es para tanto.
Puede ver si
efectivamente se está poniendo nervioso o si tiene algún problema para formular
las preguntas y las respuestas durante la entrevista. También se puede
ver cómo se da su respuesta fisiológica o si se cumplen algunos de los miedos que
le había comentado al terapeuta. A su vez puede descubrir aquello que hace mal
y ver cómo trabajar sobre ello, con la ayuda profesional del terapeuta.
5. ¿Qué pasaría si…?
Generalmente, las
distorsiones cognitivas del paciente no son más que una visión exagerada de la
realidad, una forma temerosa de interpretarla. La técnica del ¿Qué pasaría si…?
es muy útil, dado que consiste en plantearle al paciente esa misma pregunta,
o preguntarle qué cree que es lo peor que podría pasar en una
determinada situación.
La idea es que,
incluso en el peor de los escenarios, hay cosas que son asumibles y que lo más
seguro es que no sean cosas de vida o muerte.
6. Enjuiciar los pensamientos
Esta técnica
consiste en hacer que el paciente actúe como un abogado defensor,
fiscal y juez al mismo tiempo, defendiendo, atacando y juzgando sus propias
distorsiones. Primero hará de abogado defensor tratando de aportar pruebas
objetivas de su pensamiento, nunca opiniones o interpretaciones. Luego hará de
fiscal, atacándolas también con evidencias. Finalmente hará de juez, y valorará
si ha llegado el momento de deshacerse de esa forma de pensar.
Es muy útil esta
técnica porque se somete al paciente por un riguroso proceso de crítica
de su forma de pensar, pero desde diferentes visiones. Tiene que dar
pruebas convincentes de por qué tiene esta forma de pensar, a la vez que tiene
que refutarlas. Básicamente es comparable a la típica situación de “pros vs.
contras”, solo que desde una visión terapéutica y abordándolo de la forma más
objetiva posible.
Referencias bibliográficas:
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