Trabajo Decente. ¿Realidad o utopía?
Lic. Víctor Hugo Espino Sedano (*)
C.Ps.P : 4914
Actualmente se propone la implementación del “Trabajo Decente” en todo centro laboral, a través del cual se asegura el desempeño óptimo de los trabajadores, pero a la fecha esta propuesta resulta ser más una utopía que una realidad.
Cuando la Organización Internacional del Trabajo – OIT, propone el concepto de Trabajo Decente, establece las características que debe reunir una relación laboral para considerar que cumple los estándares laborales internacionales, de manera que el trabajo se realice en condiciones de Libertad, Igualdad, Seguridad y Dignidad Humana. Por debajo de esos estándares debe considerarse que se han violado los derechos humanos del trabajador afectado y que no existe trabajo libre, propiamente dicho.
Las condiciones señaladas de “libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana”, se cuestionan cuando trabajadores en obras sufren accidentes por no contar con los implementos necesarios para realizar sus labores con seguridad, o cuando se trabaja por sueldos menores al mínimo, como empresas que exigen que los y las trabajadores completen periodos de prueba, por los que solo reconocen la movilidad más una propina. En estos trabajos como en otros no hay libertad de expresión, si reclamas te vas; en estas circunstancias de hecho no se promueve el desarrollo de la dignidad como persona del trabajador, por el contrario, se genera la cultura del abuso, maltrato y explotación.
La situación es más crítica, cuando nos presenta reportes como el de Panorama Laboral 2009, informe elaborado por la OIT, donde se señala que en América Latina, el aumento de desempleo, afecta más a los jóvenes. Esta realidad se debe a la pobre preparación o desarrollo de competencias para el trabajo, que deviene de una educación pobre.
En el Perú, son los jóvenes entre los 15 y 24 años los más afectados, para quienes la inserción laboral representa mayores dificultades, sea por carencias y déficit de formación, habilidades o experiencia, o por prejuicios y prácticas discriminatorias del propio mercado.
Considerando el aumento del trabajo infantil y adolescente, sobre todo en el área rural, el bajo nivel de educación primaria y secundaria en los colegios del Estado, las pocas posibilidades de capacitación técnica y superior por una débil economía familiar, recordando que la pobreza en el Perú supera el 70%, la buena educación resulta costosa, preparar a nuestros hijos exige contar con un presupuesto por sobre los 4,000 o 5,000 soles mensuales, cantidad ajena a la gran mayoría de hogares peruanos.
En América Latina hay ocho países, entre los cuales se encuentra el Perú, para cuyos ciudadanos el principal problema que afrontan es el desempleo. Simultáneamente, en la región estamos en un proceso de crecimiento económico sostenido, que en el caso peruano no se veía desde mediados de la década del 70. Las circunstancias favorecen la acción a favor de que disminuyan los desposeídos en nuestras tierras. Ello, a su vez, contribuirá con el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y a enfrentar el principal problema que caracteriza a nuestros países: no son los más pobres del mundo pero sí aquellos con los mayores índices de desigualdad.
Los jóvenes, principalmente las mujeres, de bajos ingresos o de determinadas zonas rurales son afectados de forma severa por la exclusión social, por la falta de oportunidades o por el déficit de empleo de calidad.
La exclusión social, una educación de baja calidad, la precaria inserción en el mercado laboral y la falta de accesos a un trabajo decente no sólo impiden el pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía, sino que comprometen su vida futura.
Políticas de Empleo Juvenil en el Perú.-
El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, ha considerado un enfoque que plantea cuatro elementos a ser considerados como prioridad en los planes de acción, en el ámbito nacional:
1. Empleabilidad, se recomienda revisar, repensar y reorientar sus políticas de educación, entrenamiento vocacional y de mercado de trabajo con el fin de dar a los jóvenes un buen inicio a su vida laboral. Se busca una mayor inversión en la educación y capacitación para el trabajo, pertinencia en la formación, aprendizaje continuo en la vida, etc.
Si bien el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, ha implementado diversos programas con la finalidad de apoyar a los jóvenes son insuficientes, puesto que las currículas escolares, no han sufrido mayores modificaciones por lo que no se promueve el desarrollo de competencias para el trabajo.
2. Emprendimiento, se orienta a estimular los emprendimientos individuales y en una amplia gama de organizaciones y políticas que permitan que las pequeñas empresas surjan y creen trabajo decente dentro de un contexto promotor. Se requiere de trabajar actitudes culturales, regulaciones, educación y capacitación para el trabajo, financiamiento y soporte a los negocios jóvenes.
Las pequeñas empresas como la familiares, han crecido en los últimos años, pero del mismo modo también han enfrentado, la importación de productos de mediana calidad a bajo costo, compitiendo contra grandes inversionistas, por lo que se ven obligados a pagar menos a sus trabajadores, evadir impuestos, bajar la calidad de sus productos. Muchos jóvenes han logrado surgir con sus productos, pero también muchos de ellos cuentan con un soporte familiar y económico o han tenido la suerte de acogerse a los apoyos de diversas empresas, beneficio que solo llega a pocos.
3. Equidad, se sugiere repensar y reorientar las políticas para asegurar que exista igualdad de oportunidades para las jóvenes mujeres cuando entren al mercado laboral. Significa rectificar la disparidad de género y terminar con los estereotipos en la educación y la capacitación para el trabajo, reconocer las restricciones que enfrentan las mujeres en los roles productivos derivados de sus responsabilidades reproductivas, enfocarse en la igualdad de oportunidades y de tratamiento, reconocer el valor del emprendimiento femenino y la protección contra la violencia sexual.
Este es un aspecto que requiere de modificar la cosmovisión, la educación y cultura de la sociedad peruana, recordando que somos un país en el que se promueve el machismo y que la violencia contra la mujer ha aumentado en los últimos años, llegando a causar la muerte de muchas de ellas.
4. Empleo, como sustento para el funcionamiento de los temas anteriores se requiere de un marco habilitador donde el empleo sea el centro de las políticas macroeconómicas. Debe considerarse temas como la estabilidad financiera, la apertura de mercados para países en desarrollo y la implementación de políticas laborales activas.
Siempre se dice “El que quiere trabajo, lo encuentra”, aunque las condiciones sean o no favorables. Los mejores trabajos son exigentes y requieren que los postulantes cuenten con competencias por sobre el puesto. Sin duda, estudiar en una buena escuela, un instituto o universidad de prestigio permite establecer redes sociales que facilitan la búsqueda de un empleo.
Los elementos en mención, si bien son parte de una propuesta, aún no tienen un efecto concreto en la realidad. A esto se suma el aumento de empresas informales, las que generan situaciones de explotación, sub-empleo, etc.
Propuesta para el desarrollo de Competencias Laborales.-
La lucha actual por mejores oportunidades laborales no llega a beneficiar a todos los jóvenes en el Perú, principalmente a los que se encuentran en situación de pobreza y pobreza extrema, reflejada en menores oportunidades educativas (escolares, técnicas y universitarias), formativas (estilos de crianza familiares basados en creencias culturales, violencia o un mayor apoyo a los hijos varones), sociales (entornos de violencia callejera, delincuencia, comercialización y consumo de sustancias psicoactivas, proliferación de discotecas, clubes nocturnos y explotación sexual comercial).
Surgir de situaciones como las señaladas es difícil, pero no imposible. Requiere de ciertas capacidades que muchas veces suelen ser naturales y en otras, de ser ejercitadas para superar las condiciones de vulnerabilidad. Lamentablemente, la mayoría de jóvenes pertenece al segundo caso.
El Consejo Económico y Social de Naciones Unidas declaró: "Estamos convencidos de la urgente necesidad de crear un entorno a escala nacional e internacional que propicie el logro del empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos como base del desarrollo sostenible. Para la creación de nuevas oportunidades laborales es imprescindible contar con un entorno que fomente la inversión, el crecimiento y la capacidad empresarial. Es fundamental que hombres y mujeres tengan oportunidad de conseguir un empleo productivo en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana para lograr la erradicación del hambre y la pobreza, el mejoramiento del bienestar económico y social de todos, el crecimiento económico sostenido y el desarrollo sostenible de todas las naciones, así como una globalización plenamente incluyente y equitativa".
A este aporte se suma que la adquisición de conocimientos en las instituciones educativas (escolares y superiores), debe ir de acompañada del desarrollo de competencias que faciliten nuestro desempeño en las diferentes etapas de la vida.
Aprender a Conocer
Es ejercitar la atención, memoria, pensamiento. Consiste en “aprender a comprender” el mundo que nos rodea y nuestra realidad. Es importante saber dónde estamos, hacia dónde vamos y dónde queremos llegar.
Aprender a Hacer
Consiste en “aprender a influir” sobre su propio entorno y provocar cambios positivos para uno y los demás. El desarrollo de una comunicación asertiva para expresar nuestros pensamientos u opiniones, orientados hacia un cambio favorable.
Aprender a Vivir juntos
Supone que la persona debe “aprender a vivir con los demás”, participar y cooperar con los demás y contribuir al desarrollo. La práctica de habilidades sociales, asertividad, normas de convivencia, nos permite llegar con éxito a los demás, buscando la conciliación antes que la imposición o discusión.
Aprender a Ser
Supone contribuir al desarrollo integral de cada persona.
Dotar a la persona de un pensamiento autónomo y crítico, para que pueda determinar por si misma que debe hacer en las diferentes circunstancias de su vida. La práctica de una adecuada toma de decisiones y de una actitud resiliente, nos permite alcanzar la madurez y seguridad personal para resolver problemas y orientar a otros en su resolución.
(*)Psicoterapeuta. Experiencia en atención a poblaciones vulnerables (Explotación económica y sexual, vida en calle, violencia familiar y maltrato infantil), en Monitoreo y Evaluación de Proyectos Sociales. Enfoque de marco lógico y como Facilitador, capacitador y ponente en diversos temas psicológicos y sociales
